lunes, 27 de octubre de 2008

La vida del caballo


Las primeras huellas de la existencia del caballo se remontan a la época en que los grandes reptiles se sumían en los cenagales cretáceos de la Edad Media Geológica y en los que aparecieron los primeros mamíferos. 120 millones de años después de la existencia de los mamíferos surge una criatura del tamaño de una zorra ( con una altura entre 25 y 45 centímetros en la cruz), de cuatro dedos en los miembros anteriores y tres en los posteriores y con una dentición propia del frugívoro, a la cual la ciencia le ha dado el nombre de eohippus, al caballo del periodo eocénico, en la segunda época de la era terciaria, unos 58 millones de años antes de Cristo. Los trastornos climáticos implicaron una evolución gradual del eohippus, fue obligado a adaptarse a las transformaciones del medio ambiente y al descenso progresivo de las temperaturas a lo largo del periodo terciario. Los miembros del animal crecieron, su dentición se alargó adaptándose al pasto de que debía nutrirse; a media que se endurecía el suelo, sus dedos laterales se atrofiaron y el centro creció y se reforzó.

Se ignora la época exacta en que tuvo lugar su primer encuentro con el hombre, se sitúa probablemente en la era diluviana; no se conoce donde y cuando fue domesticado el primer caballo, quizás fue en Asia, en la época en que las corrientes del periodo glaciar se secaban. Apenas el hombre domesticó al caballo, decidió el número de animales de sus rebaños por reproducción controlada y los fue llevando a pastos elegidos por él. Los caballos salvajes, los verdaderos caballos primitivos, tenían un color que iba del gris ratón al café con leche. El caballo actual, el Eqqus cabllus doméstico, presenta cuatro pelajes simples, de un solo color: negro, blanco, alazán y tordillo; tiene casco que corresponde al dedo medio y belfos poderosos para recoger el alimento. En todas las partes del mundo se crían caballos, su distribución no conoce fronteras políticas, es únicamente función del clima y de las condiciones de vida. En algunos países, han perdido importancia los servicios que prestan a los hombres, y los objetivos de la cría y el empleo de los caballos han evolucionado en consecuencia, ahora más que de carga y guerrero que todavía los hay, los caballos son de exhibición, carreras y salto. En nuestros días la familia de los caballos y sus innumerables ramificaciones cubren toda la superficie de la Tierra.

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